





Susurros de Estrellas
La obra es un viaje visual al corazón del cosmos, donde colores vibrantes y formas fluidas se entrelazan en una danza de emociones. Cada trazo evoca la inmensidad del universo, mientras que la paleta de tonos se despliega como un amanecer galáctico, llena de matices que van desde el ébano profundo hasta destellos de oro y azul celeste.
Las líneas, en su naturaleza abstracta, transmiten una sensación de movimiento, como si capturaran el flujo de la energía cósmica. En el fondo, se perciben sutiles referencias a constelaciones y nebulosas, invitando al espectador a perderse en la vastedad del espacio. La obra no solo se observa, se siente; provoca una reflexión interna, un diálogo entre el individuo y el universo.
El equilibrio entre caos y armonía es palpable, sugiriendo que, aunque todo parezca desordenado, existe un orden subyacente en la creación. Esta pieza no solo es un testimonio del arte expresionista abstracto, sino también una celebración de una belleza que trasciende lo terrenal, capturando la esencia misma de lo que significa ser parte del cosmos.
La obra es un viaje visual al corazón del cosmos, donde colores vibrantes y formas fluidas se entrelazan en una danza de emociones. Cada trazo evoca la inmensidad del universo, mientras que la paleta de tonos se despliega como un amanecer galáctico, llena de matices que van desde el ébano profundo hasta destellos de oro y azul celeste.
Las líneas, en su naturaleza abstracta, transmiten una sensación de movimiento, como si capturaran el flujo de la energía cósmica. En el fondo, se perciben sutiles referencias a constelaciones y nebulosas, invitando al espectador a perderse en la vastedad del espacio. La obra no solo se observa, se siente; provoca una reflexión interna, un diálogo entre el individuo y el universo.
El equilibrio entre caos y armonía es palpable, sugiriendo que, aunque todo parezca desordenado, existe un orden subyacente en la creación. Esta pieza no solo es un testimonio del arte expresionista abstracto, sino también una celebración de una belleza que trasciende lo terrenal, capturando la esencia misma de lo que significa ser parte del cosmos.
La obra es un viaje visual al corazón del cosmos, donde colores vibrantes y formas fluidas se entrelazan en una danza de emociones. Cada trazo evoca la inmensidad del universo, mientras que la paleta de tonos se despliega como un amanecer galáctico, llena de matices que van desde el ébano profundo hasta destellos de oro y azul celeste.
Las líneas, en su naturaleza abstracta, transmiten una sensación de movimiento, como si capturaran el flujo de la energía cósmica. En el fondo, se perciben sutiles referencias a constelaciones y nebulosas, invitando al espectador a perderse en la vastedad del espacio. La obra no solo se observa, se siente; provoca una reflexión interna, un diálogo entre el individuo y el universo.
El equilibrio entre caos y armonía es palpable, sugiriendo que, aunque todo parezca desordenado, existe un orden subyacente en la creación. Esta pieza no solo es un testimonio del arte expresionista abstracto, sino también una celebración de una belleza que trasciende lo terrenal, capturando la esencia misma de lo que significa ser parte del cosmos.
Obra realizada sobre lienzo extendido mediante técnicas mixtas.
Medidas 80x80 cm